Stanislaw Lem, escritor polaco (porque nació en 1921 en Lvov, ciudad de Ucrania que hasta 1939 pertenecía a Polonia) del que dicen que hubiera ganado el Nobel si no fuera porque le dio por escribir ciencia-ficción. Su obra más famosa, dejando aparte "Solaris", es "Diarios de las Estrellas", tradicionalmente editada en dos volúmenes: "Diarios de las Estrellas - Viajes" y "Diarios de las Estrellas - Viajes y Memorias" aunque desde hace unos años hay ediciones compuestas por un único libro. Se podría decir que esta obra es "como los Viajes de Gulliver pero en el espacio". Lem narra las visitas del protagonista, Ijon Tichy, a diferentes planetas a los que el autor ha trasladado los problemas y contradicciones de la sociedad humana llevándolos al extremo del absurdo para criticarlos con mucha ironía en un estilo de cuento filosófico y social heredero de Jonathan Swift. ¿Acaso esto no les suena, señores lectores de Superlópez? La influencia es evidente. Y nada oculta si nos fijamos en el "libro con agujero" de SL20 "Un camello subió al tranvía..."

Concretamente es la edición de la editorial Bruguera en la colección Libro Amigo de 1979 y "Chico" no miente cuando le dice a Martha que es un libro de viajes. Es la segunda parte, la de los "Viajes y Memorias". La primera, sólo "Viajes", es "el de la portada morada".

La frase final de SL12 "En el País de los Juegos", "¡Yo no soy tontiko", con el doble sentido de que no es de Tontika, capital de Tontecarlo, y por eso no siente la necesidad imperiosa de jugar a todas horas y, por otro lado, de que no es tan tonto de dejarse enganchar por el juego, está inspirada en "Diarios de las Estrellas". En el viaje vigésimocuarto el protagonista llega a un planeta cuyos habitantes han construido una máquina para que les gobierne. La máquina es un palacio y atrae a los indiotas (el dios que, según ellos, los creo se llamaba Inda y por tanto son indiotas, claro) prometiéndoles maravillas en su interior pero lo que hace es convertirlos en discos de metal. El caso es que mientras el protagonista charla con un Indiota, la máquina hace su llamada y los indiotas corren a su interior. La máquina reclama también al viajero pero éste contesta: "Yo no soy indiota" y huye en su cohete.
Personalmente convertiría la "Trilogía de distopías" que tradicionalmente suele citarse ("1984" de Orwell, "Farenheit 451" de Bradbury y "Un Mundo Feliz" de Huxley) en Tetralogía añadiendo "Congreso de Futurología" de Lem que es "como Matrix pero mejor".